“La creación de estrategia como un proceso de transformación”
La
Escuela de la Configuración considera como altamente probable la presencia de
periodos de relativa estabilidad que luego serán precedidos por movimientos
significativos que deben ser aprovechados por las organizaciones en procesos
creativos de transformación que catapulten cada unidad estratégica para
convertir toda amenaza en una oportunidad. Esto solo será posible siempre y
cuando el estratega tenga la capacidad integradora y altamente especializada e
innovadora de aprovechar los aportes del resto de las escuelas del pensamiento
estratégico.
Sin
embargo, la situación no se presenta de manera tan ordenada y mucho menos
sencilla. La Escuela de la Configuración considera como una fuerte limitación
el número de configuraciones para la organización en un periodo considerable,
esto es, no todas las configuraciones son válidas para la organización. Además,
se destaca el carácter subjetivo que éstas tienen en la mente del estratega, ya
que al establecerse una configuración determinada se distorsiona la realidad
porque, en efecto, no hay aparentemente un distanciamiento entre la
configuración organizacional y la ecuación personal del estratega.
La
configuración sigue la misma regla. A veces es individual y vinculada con el
conocimiento, a veces interactiva y social. Puede ser racional y deliberada
(como en las antiguas industrias de producción masiva), o adaptable y emergente
(como en las empresas dinámicas de alta tecnología). El entorno puede
presentarse extremadamente difícil, o dejar cierta libertad de acción a los
emprendedores.
La
configuración describe los estados que vive la organización con el respectivo
contexto que la rodea, y la transformación responde al hecho mismo de la
creación de la estrategia. Sin embargo, la configuración y la transformación
son dos caras de una misma moneda: cuando una organización apadrina una
configuración determinada, la formación de la estrategia es, en este caso, el
proceso de pasar de una configuración a otra, es decir, el de transformarse.
El
animal que representa esta escuela es el camaleón, porque tiene la virtud de
camuflarse y adaptarse a nuevos estados y contextos de su entorno con el fin de
sobrevivir. Su capacidad de pasar inadvertido cambiando de color es su ventaja,
pues así podrá esconderse de sus depredadores; además, cambia de color según su
estado de ánimo y le gusta moverse de un lado a otro. Un animal muy versátil,
que se adapta a lo que le conviene. De acuerdo con esto, el estratega es una
persona muy abierta al cambio, a quien le gusta estar aprendiendo de todo; ve
la necesidad de tener que estar transformando la estrategia para el éxito de la
empresa; le gusta adaptarse a las nuevas circunstancias y procura motivar a los
demás para que también se adapten. Si es necesario, cambia todo a su alrededor
por conveniencia. Aunque competir no está en su mente, le gusta estar siempre
de primero. Usa todos los métodos y herramientas necesarios para crear
estrategias exitosas.
Los investigadores que pertenecen a esta escuela agrupan los diversos elementos estratégico, el proceso de creación de estrategia, el contenido de las mismas, las estructuras de las organizaciones y sus contextos, en etapas o episodios, por ejemplo, de crecimiento empresarial o madurez estable, algunas veces ordenados en una secuencia temporal que describiría los ciclos vitales de las organizaciones. Otro aspecto de esta escuela considera al proceso como de transformación, lo cual incorpora buena parte de la información y práctica sobre "cambio estratégico". El elemento clave para definir el rumbo de la organización es cualquiera, en transformaciones el Director general, y la forma adecuada de cambio organizacional es ocasional, revolucionario e incremental. Esta escuela tiene sus orígenes con Chandler (1962), Grupo McGill (1965), Mintzberg y Miller (1979), Miles y Snow (1978), entre otros.

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